lunes, 4 de febrero de 2013
Un destino innegable
No se a que hora fue que te olvidé, en donde te perdí, no lo se, tal vez fue inconscientemente no lo se exactamente me basto mirar sus ojos y borrar tu imagen, tu rostro en sus labios se esfumo, en un segundo todo se acabo y el dolor que yo sentía, esa soledad tan fría que dejaste al salirte de mi vida. Pronto parecía que lo conocía de otra vida, como dos almas gemelas el destino nos unía pues fue entonces que volví a ver la luz, yo estaba entre tinieblas y ahí estaba el, parecía que lo amaba desde el primer día, sin decir una palabra el ya casi era mio, a primera vista se que es el amor el hizo de las suyas y de nuevo me atrapo.
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